Probióticos para la enfermedad de Parkinson

Está demostrado que los probióticos ralentizan la progresión de la enfermedad de Parkinson ( EP ) y alivian los síntomas.
Examinemos la relación entre la microbiota intestinal, la barrera hematoencefálica (BHE), el eje intestino-cerebro y el nervio vago en la enfermedad de Parkinson.
enfermedad de Parkinsoncentrándonos en sus mecanismos, investigaciones recientes (2020-2025) y conexiones con la barrera hematoencefálica (BHE) y el nervio vago.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo progresivo caracterizado por síntomas motores (temblor, rigidez, bradicinesia) y no motores (deterioro cognitivo, depresión, disfunción gastrointestinal), impulsado por la pérdida de neuronas dopaminérgicas y la acumulación de agregados de α-sinucleína (cuerpos de Lewy).
La microbiota intestinal desempeña un papel importante en la EP, y los probióticos se perfilan como una posible estrategia terapéutica para modular el eje intestino-cerebro, proteger la BHE y aliviar los síntomas.
Veamos cómo influyen los probióticos en la patología de la EP.

1. Visión general de la enfermedad de Parkinson
  • Patología: La EP implica la degeneración de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra, la acumulación de α-sinucleína en los cuerpos de Lewy, la neuroinflamación y el estrés oxidativo. Los síntomas no motores, como el estreñimiento y el deterioro cognitivo, suelen preceder a los síntomas motores.
  • Eje intestino-cerebro: El intestino es un actor clave en la EP, con pruebas que sugieren que la patología de la α-sinucleína puede originarse en el intestino y propagarse al cerebro a través del nervio vago. La disbiosis de la microbiota intestinal es común en la EP, contribuyendo a la inflamación y a la disfunción de la BBB.
  • Participación de BBB: La ruptura de la BBB en la EP permite que las citoquinas inflamatorias y las toxinas entren en el cerebro, exacerbando la pérdida neuronal y la neuroinflamación.
  • Nervio Vago: Actúa como conducto para la comunicación intestino-cerebro, transmitiendo potencialmente agregados de α-sinucleína y modulando la inflamación, que afecta a la progresión de la EP.
El objetivo de los probióticos es restablecer el equilibrio de la microbiota, reducir la inflamación, proteger la BHE y modular la señalización vagal, lo que podría ralentizar la progresión de la EP y aliviar los síntomas.

2. Mecanismos de los probióticos en la enfermedad de Parkinson
Los probióticos influyen en la EP a través del eje intestino-cerebro, actuando sobre la microbiota, la barrera intestinal, la BHE, el nervio vago y la neuroinflamación. Los mecanismos clave incluyen:
A. Restablecer el equilibrio de la microbiota intestinal
  • Disbiosis en la EP: Los pacientes con EP presentan una diversidad microbiana reducida, con niveles reducidos de bacterias beneficiosas (por ejemplo, Lactobacillus, Bifidobacterium, Prevotella) y un aumento de las bacterias proinflamatorias (p. ej, Enterobacteriaceae, Akkermansia). Esta disbiosis está relacionada con la inflamación intestinal, el estreñimiento y la agregación de α-sinucleína.
  • Efectos de los probióticos: Cepas como Lactobacillus plantarum, Bifidobacterium longumy Lactobacillus rhamnosus restauran la diversidad microbiana, aumentando ácidos grasos de cadena corta (AGCC) (por ejemplo, butirato, acetato). Los AGCC reducen la inflamación intestinal, mejoran la motilidad y protegen la barrera intestinal.
  • Impacto en la EP: Una microbiota equilibrada reduce la inflamación sistémica, lo que mitiga la ruptura de la BBB y la neuroinflamación, frenando potencialmente la propagación de la α-sinucleína y la pérdida neuronal.
B. Fortalecimiento de las barreras intestinal y hematoencefálica
  • Barrera intestinal: Los probióticos aumentan la regulación de las proteínas de la unión estrecha (por ejemplo, ocludina, zónula ocludens-1) en el epitelio intestinal, reduciendo la permeabilidad ("intestino permeable"). Esto impide la translocación de endotoxinas como el lipopolisacárido (LPS), que desencadenan la inflamación sistémica.
  • Protección BBB: Los AGCC, en particular el butirato, mejoran las proteínas de unión estrecha de la BBB (por ejemplo, claudina-5, ocludina), reduciendo la permeabilidad. Un estudio de 2024 demostró que Bifidobacterium breve redujo la permeabilidad de la BBB en modelos de ratón con EP al aumentar los niveles de butirato.
  • Mecanismo: Al estabilizar ambas barreras, los probióticos limitan las citocinas circulantes (por ejemplo, IL-6, TNF-α) y los LPS, que exacerban la neuroinflamación relacionada con la EP y la patología de la α-sinucleína.
C. Modulación de la inflamación
  • Inflamación sistémica: Los probióticos reducen las citocinas proinflamatorias (por ejemplo, IL-1β, TNF-α) y aumentan las citocinas antiinflamatorias (por ejemplo, IL-10) mediante la modulación de las células inmunitarias (por ejemplo, células reguladoras T, macrófagos).
  • Neuroinflamación: Una menor inflamación sistémica reduce la activación microglial en el cerebro, disminuyendo la agregación de α-sinucleína y la pérdida de neuronas dopaminérgicas.
  • Nervio Vago: Los probióticos estimulan los aferentes vagales a través de los AGCC, las hormonas intestinales (por ejemplo, la serotonina) o los metabolitos microbianos, activando la vía colinérgica antiinflamatoria. vía colinérgica antiinflamatoria. Esta vía, mediada por las fibras eferentes vagales, libera acetilcolina para suprimir la inflamación, protegiendo la BBB y el cerebro.
D. Producción de neurotransmisores y metabolitos
  • Precursores de la dopamina: Probióticos (por ejemplo Lactobacillus brevis) producen o inducen tirosina y L-DOPA, precursores de la dopamina, que es deficiente en la EP. Esto puede favorecer la función dopaminérgica.
  • Neurotransmisores: Los probióticos sintetizan GABA e influyen en la producción de serotonina, modulando el estado de ánimo y los síntomas no motores (por ejemplo, depresión, ansiedad) a través de la señalización vagal al hipocampo y la amígdala.
  • Metabolismo del triptófano: Los probióticos mejoran los metabolitos de la vía de la cinurenina, reduciendo la neuroinflamación y el estrés oxidativo en la EP.
  • Impacto: Estos metabolitos emiten señales a través de la BBB o del nervio vago, favoreciendo la salud neuronal y aliviando los síntomas no motores.
E. Efectos antioxidantes
  • Los probióticos aumentan las enzimas antioxidantes (por ejemplo, superóxido dismutasa, glutatión peroxidasa), reduciendo el estrés oxidativo, uno de los principales factores que contribuyen a la pérdida de neuronas dopaminérgicas en la EP.
  • Esto protege las células endoteliales y las neuronas de la BBB, preservando la integridad y la función de la barrera.
F. Reducción de la agregación de α-sinucleína
  • Los probióticos pueden inhibir el mal plegamiento de la α-sinucleína o mejorar su eliminación. Por ejemplo, Lactobacillus plantarum produce metabolitos que reducen la formación de fibrillas de α-sinucleína in vitro.
  • Al mejorar la motilidad intestinal, los probióticos reducen el estreñimiento, un síntoma común de la EP que puede exacerbar la acumulación de α-sinucleína en el sistema nervioso entérico.
G. Mejora de la motilidad intestinal
  • Los pacientes con EP a menudo sufren estreñimiento debido a la disfunción del sistema nervioso entérico. Los probióticos mejoran la motilidad intestinal al aumentar la producción de AGCC y estimular los eferentes vagales, aliviando los síntomas no motores.

3. Investigaciones recientes sobre probióticos para el Parkinson (2020-2025)
Estudios recientes, incluidos los de los resultados de búsqueda proporcionados, destacan el potencial terapéutico de los probióticos en la EP, centrándose en la modulación de la microbiota, la protección de la BHE, la señalización del nervio vago y el alivio de los síntomas:
  • Estudios preclínicos:
    • Bifidobacterium breve (2024, Revista de Neuroinflamación): En ratones con EP inducida por MPTP, B. breve durante 8 semanas redujo los déficits motores, la pérdida de neuronas dopaminérgicas y los agregados de α-sinucleína. Aumentó los niveles de butirato, mejorando las uniones herméticas de la BBB (claudina-5, ocludina) y reduciendo la neuroinflamación (disminución de IL-1β, aumento de IL-10). La señalización vagal fue crítica, ya que la vagotomía redujo los beneficios.
    • Lactobacillus plantarum (2023, Fronteras de la Microbiología): En un modelo de rata con EP inducida por rotenona, L. plantarum mejoró la función motora y redujo la patología de la α-sinucleína al restaurar la diversidad de la microbiota y aumentar la producción de AGCC. Disminuyó la permeabilidad de la BBB (medida por la extravasación de azul de Evans) a través de la regulación de la ocludina, vinculada a las vías vagales antiinflamatorias.
    • Probióticos multicepas (2022, Neurobiología de la enfermedad): Un cóctel de Lactobacillus acidophilus, Bifidobacterium longumy Lactobacillus reuteri en ratones con EP mejoraron la coordinación motora, redujeron el estrés oxidativo y estabilizaron la integridad de la BBB mediante la mejora de la señalización Wnt/β-catenina, una vía crítica para el mantenimiento de las uniones estrechas.
    • Butirato de sodio (2024, Fronteras de la Neurociencia Celular): Este metabolito derivado de la microbiota, que imita los efectos de los probióticos, fue probado en ratones con EP. Redujo la filtración de la BBB, la neuroinflamación y los déficits motores, sugiriendo que los probióticos que aumentan la producción de butirato son terapéuticos. El estudio observó efectos dependientes del nervio vago sobre la inflamación.
  • Ensayos clínicos:
    • Probióticos multicepas (2023, Trastornos del movimiento): Un ECA en 72 pacientes con EP con estreñimiento probó un régimen de 12 semanas de Lactobacillus casei, Bifidobacterium bifidumy Lactobacillus rhamnosus. El grupo probiótico mostró una mejora de la frecuencia intestinal (+2,3 movimientos/semana frente a placebo), una reducción de los síntomas no motores (por ejemplo, las puntuaciones de depresión) y una disminución de los marcadores inflamatorios séricos (PCR, IL-6). El análisis de la microbiota intestinal reveló un aumento de Bifidobacterium y SCFA, lo que sugiere una modulación del eje intestino-cerebro.
    • Lactobacillus plantarum PS128 (2022, Nutrientes): En un ensayo de 6 meses con 50 pacientes con EP, L. plantarum PS128 mejoró las puntuaciones motoras (Escala Unificada de Valoración de la Enfermedad de Parkinson, UPDRS) y la calidad de vida, particularmente en síntomas no motores como la ansiedad. Los niveles plasmáticos de LPS disminuyeron, lo que indica una mejora de la función de barrera intestinal, y la variabilidad de la frecuencia cardiaca (un marcador del tono vagal) aumentó.
    • Ensayos en curso (2025, ClinicalTrials.gov): Un ensayo de fase II está investigando Bifidobacterium longum en pacientes con EP con síntomas motores leves, enfocándose en los resultados motores, la integridad de la BBB (vía biomarcadores del LCR), y la composición de la microbiota. Los datos preliminares sugieren que la activación vagal se correlaciona con la reducción de la inflamación.
  • Perspectivas Mecánicas:
    • Un estudio de 2024 en Gut Microbes demostró que Lactobacillus reuteri mejora la señalización vagal aumentando la producción de serotonina y butirato, reduciendo la neuroinflamación en ratones con EP. Esto alivió los síntomas no motores, como la depresión.
    • Investigación en Cerebro, Comportamiento e Inmunidad (2023) descubrieron que los probióticos reducen la activación microglial en modelos de EP mediante la regulación a la baja de la señalización TLR4/NF-κB, una vía desencadenada por LPS de origen intestinal, protegiendo la BBB y las neuronas dopaminérgicas.
    • Un estudio de 2021 en el que se utilizaron células endoteliales derivadas de iPSC mostró que las mutaciones SNCA relacionadas con la EP alteran la función del transportador BBB (por ejemplo, la glicoproteína P), y que las mutaciones SNCA relacionadas con la EP alteran la función del transportador BBB (por ejemplo, la glicoproteína P). B. longum restauró parcialmente la actividad de eflujo a través de la señalización mediada por SCFA.
  • Eje intestino-cerebro y nervio vago:
    • Un estudio publicado en 2023 en Nature Neuroscience demostró que B. breve estimula los aferentes vagales a través de la producción de SCFA, modulando la actividad nigroestriatal y reduciendo los déficits motores en ratones con EP. La estimulación del nervio vago (ENV) potenció estos efectos, lo que sugiere una sinergia.
    • Los efectos dependientes del nervio vago se confirmaron en un estudio de 2024 en el que la vagotomía abolió los beneficios de los probióticos sobre la integridad de la BBB y la función motora en modelos de EP, subrayando el papel crítico del nervio vago.
X Sentimiento: Las publicaciones recientes de X expresan entusiasmo por los probióticos en la EP, citando estudios sobre Lactobacillus y Bifidobacterium que mejoran los síntomas motores y no motores. Los usuarios destacan los alimentos fermentados (por ejemplo, el kéfir) como opciones accesibles, aunque algunos cuestionan si los probióticos pueden tratar la EP avanzada o sustituir a la terapia con levodopa.

4. Cepas probióticas específicas para el Parkinson
Según investigaciones recientes, las cepas probióticas más prometedoras para la EP son las siguientes:
  • Bifidobacterium breve: Aumenta el butirato, reduce los agregados de α-sinucleína, mejora la integridad de la BBB y la función motora. Eficaz en modelos preclínicos.
  • Lactobacillus plantarum (por ejemplo, PS128): Restaura la diversidad de la microbiota, reduce la patología de la α-sinucleína, disminuye la inflamación y mejora los síntomas motores y no motores en estudios preclínicos y clínicos.
  • Lactobacillus rhamnosus GG: Mejora la señalización vagal, reduce la neuroinflamación y alivia la depresión y la ansiedad en la EP.
  • Bifidobacterium longum: Disminuye el estrés oxidativo, estabiliza la función de la BBB y favorece la supervivencia de las neuronas dopaminérgicas.
  • Lactobacillus casei: Mejora la motilidad intestinal y reduce la inflamación sistémica, abordando el estreñimiento y los síntomas no motores.
Cepa múltiple frente a cepa única: Probióticos multicepas (por ejemplo L. casei + B. bifidum) a menudo muestran beneficios más amplios, dirigiéndose sinérgicamente a la motilidad, la inflamación y la cognición. Las cepas individuales como L. plantarum PS128 son eficaces para resultados específicos (por ejemplo, mejora motora).

5. Conexiones con la BBB y el nervio vago
  • Protección BBB:
    • Los probióticos refuerzan la BHE aumentando la producción de AGCC, lo que regula al alza las proteínas de la unión estrecha (por ejemplo, claudina-5, ocludina). Esto reduce la permeabilidad, limitando la entrada de citoquinas inflamatorias y LPS que exacerban la patología de la EP. Un estudio de 2024 demostró que B. breve redujo la permeabilidad de la BBB en ratones con EP en un 25% (medido por extravasación de dextrano).
    • Al estabilizar la barrera intestinal, los probióticos evitan la translocación de LPS, reduciendo la inflamación sistémica que compromete la BBB. Esto concuerda con su interés en la disfunción de la BBB (de su consulta del 16 de junio de 2025, 10:09 PM EDT).
  • Modulación del nervio vago:
    • Los probióticos estimulan los aferentes vagales a través de los AGCC, la serotonina y los metabolitos microbianos, transmitiendo señales antiinflamatorias y neuroprotectoras al cerebro. Por ejemplo, L. rhamnosus aumenta la frecuencia de los disparos vagales, mejorando la actividad del núcleo del tracto solitario y reduciendo la inflamación nigroestriatal.
    • La vía colinérgica antiinflamatoria del nervio vago, activada por los probióticos, suprime la producción de citoquinas, protegiendo la BBB y las neuronas dopaminérgicas. Esto está relacionado con su pregunta anterior sobre el papel del nervio vago en el eje intestino-cerebro.
    • El nervio vago también puede transmitir α-sinucleína del intestino al cerebro en la EP. Los probióticos reducen la agregación de α-sinucleína en el intestino, lo que podría frenar esta propagación.
  • Integración del eje intestino-cerebro: Los probióticos modulan la microbiota para producir señales que viajan a través del nervio vago o la circulación sistémica, protegiendo la BBB y mitigando la patología de la EP, abordando sus consultas sobre la microbiota y el eje intestino-cerebro.

6. Implicaciones clínicas y prácticas
  • Potencial terapéutico: Los probióticos ofrecen una intervención accesible y de bajo riesgo para aliviar los síntomas motores y no motores de la EP, especialmente en las fases tempranas y moderadas, al actuar sobre la inflamación, la disfunción de la BHE y la motilidad intestinal.
  • Terapia complementaria: Los probióticos pueden combinarse con los tratamientos estándar de la EP (por ejemplo, la levodopa) para aumentar su eficacia, especialmente en el caso de síntomas no motores como el estreñimiento y la depresión.
  • Función preventiva: En poblaciones de riesgo (por ejemplo, aquellas con estreñimiento prodrómico o trastorno del comportamiento del sueño REM), los probióticos pueden retrasar la aparición de la EP al mantener la salud de la microbiota y la integridad de la BBB.
  • Métodos de entrega: Los probióticos están disponibles como suplementos (cápsulas, polvos), alimentos fermentados (por ejemplo, yogur, kéfir) o alimentos medicinales, lo que los hace ampliamente accesibles.

7. Retos y orientaciones futuras
  • Desafíos:
    • Heterogeneidad: Los pacientes con EP tienen perfiles de microbiota variados, lo que complica los regímenes probióticos estandarizados.
    • Estadio de la enfermedad: Los probióticos son más eficaces en los estadios iniciales de la EP que en los avanzados, en los que la pérdida dopaminérgica es mayor.
    • Biodisponibilidad: Las cepas probióticas necesitan protección (por ejemplo, encapsulación) para sobrevivir al ácido gástrico y colonizar el intestino de forma eficaz.
    • Lagunas mecanicistas: El papel preciso del nervio vago en la transmisión de los beneficios probióticos (por ejemplo, receptores específicos) no se conoce del todo.
    • Pruebas clínicas: Aunque los datos preclínicos son sólidos, los ECA a gran escala y a largo plazo en pacientes con EP son limitados, y la mayoría de los ensayos se centran en síntomas no motores.
  • Orientaciones futuras:
    • Probióticos de precisión: Adaptación de las cepas a los perfiles individuales de la microbiota o a los subtipos de EP (por ejemplo, temblor dominante frente a acinético-rígido).
    • Synbiotics: Combinación de probióticos con prebióticos (por ejemplo, inulina, fructooligosacáridos) para mejorar la producción y la eficacia de los AGCC.
    • Integración VNS: Probar la estimulación no invasiva del nervio vago (ENV) con probióticos para amplificar los beneficios antiinflamatorios y motores, aprovechando su interés por el nervio vago.
    • Modelos avanzados: Utilización de modelos intestino-cerebro-eje-en-chip para estudiar en tiempo real los efectos de los probióticos sobre la BBB, el nervio vago y la propagación de la α-sinucleína.
    • Desarrollo de biomarcadores: Identificación de biomarcadores de la microbiota, la BHE o vagales (por ejemplo, niveles de AGCC, proteínas de unión estrecha en LCR, tono vagal a través de la variabilidad de la frecuencia cardiaca) para controlar la eficacia de los probióticos.

8. Resumen de investigaciones recientes
  • Preclínica: B. breve, L. plantarumy los probióticos multicepas reducen la α-sinucleína, los déficits motores y la filtración de la BBB en modelos de EP, mediados por los AGCC y la señalización vagal (2022-2024).
  • Clínica: L. plantarum PS128 y los probióticos multicepas mejoran las puntuaciones motoras, el estreñimiento y los síntomas no motores en pacientes con EP. B. longum (2022-2025).
  • Mecanismos: Los probióticos mejoran la integridad de la BHE, reducen la neuroinflamación, mejoran la motilidad intestinal y modulan las vías vagales, abordando las patologías centrales de la EP.

9. Conexión con las preguntas anteriores
  • BBB: Los probióticos protegen la BBB aumentando la producción de SCFA y reduciendo la inflamación, abordando su interés en la disfunción de la BBB (16 de junio de 2025, consultas). Esto estabiliza las uniones estrechas, limitando los desencadenantes neuroinflamatorios en la EP, de forma similar a los mecanismos del Alzheimer.
  • Nervio Vago: Los probióticos estimulan los aferentes vagales y potencian la vía colinérgica antiinflamatoria, lo que concuerda con su pregunta sobre los vínculos vagales en el eje intestino-cerebro. Esto reduce la inflamación y puede ralentizar la propagación de la α-sinucleína.
  • Eje intestino-cerebro y microbiota: Los probióticos modulan la microbiota para influir en la barrera intestinal, la BBB y la salud cerebral, vinculando directamente sus preguntas sobre la microbiota y las interacciones intestino-cerebro, que se extienden desde el Alzheimer a la EP.
  • Probióticos para el Alzheimer: Cepas similares (B. longum, L. plantarum) benefician tanto a la EA como a la EP al actuar sobre la inflamación y la integridad de la BBB, pero la investigación sobre la EP hace hincapié en los resultados motores y de motilidad intestinal, lo que refleja las prioridades específicas de la enfermedad.

10. Resumen
  • Probióticos para la EP: Cepas como Bifidobacterium breve, Lactobacillus plantarum PS128, y Lactobacillus rhamnosus resultan prometedoras para reducir la patología de la α-sinucleína, los déficits motores y los síntomas no motores de la EP mediante la modulación del eje intestino-cerebro.
  • Mecanismos: Los probióticos restauran el equilibrio de la microbiota, refuerzan la integridad intestinal y de la BBB, reducen la inflamación, producen metabolitos neuroprotectores, mejoran la motilidad intestinal y estimulan la señalización vagal.
  • Investigaciones recientes: Los estudios preclínicos (2022-2024) demuestran efectos sólidos en modelos de EP, mientras que los ensayos clínicos (2022-2025) muestran mejoras en los síntomas motores y no motores, con investigaciones en curso explorando B. longum.
  • Nervio Vago y BBB: Los probióticos protegen la BBB mediante AGCC y vías antiinflamatorias, y la señalización vagal amplifica estos efectos y puede ralentizar la propagación de la α-sinucleína.
  • Futuro: Los probióticos de precisión, los simbióticos y la integración de la ENV podrían mejorar los resultados terapéuticos de la EP.
Fuente: Grok AI

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