Vivir la buena vida

La visión de Aristóteles de la vida buena, o eudaimoniaes vivir virtuosamente de acuerdo con la razón, desarrollar el propio potencial mediante la excelencia moral e intelectual y encontrar el equilibrio en todas las cosas.
Sus principios forman parte del programa de coaching sobre estilo de vida y bienestar de la Harvard Medical School, así como del programa DreamBuilding® Life Transformation.

Vivir la buena vida según Aristóteles-"eudaimonia"que significa florecimiento o plenitud humana- hay que cultivar activamente una vida de virtud, guiada por la razón, al tiempo que se realiza todo el potencial de uno como ser racional y social.
No se trata de un placer efímero o de un éxito material, sino de un estado sostenido de excelencia alcanzado a través de hábitos y elecciones deliberadas.
A continuación se exponen elementos clave de la filosofía de Aristóteles (que se encuentran principalmente en su
Ética a Nicómaco), incluyendo lo que una persona debe hacer y cómo convertirse en un ser humano floreciente.

1. Entender la Eudaimonia como la Meta Última

  • Aristóteles considera la vida buena como el fin supremo (telos) de la actividad humana, no un sentimiento subjetivo, sino un estado objetivo en el que uno funciona lo mejor posible, como un instrumento bien afinado. Por cierto, el nombre de los telómeros del ADN viene de telos.
  • Cómo perseguirlo: Reconoce que la verdadera plenitud proviene devivir de acuerdo con tu naturaleza de animal racional. Evita equiparar la felicidad con el hedonismo (meros placeres sensoriales) o los bienes externos (riqueza, fama). En su lugar, céntrate en la excelencia interior. Empieza por reflexionar sobre el propósito de tu vida: ¿qué actividades te hacen sentir más vivo y alineado con la razón?

2. Cultivar las virtudes morales mediante el hábito y el justo medio

  • Las virtudes morales (por ejemplo, el valor, la generosidad, la templanza, la justicia) son rasgos del carácter que permiten actuar de forma ética.
    No son innatas, sino que se desarrollan con la práctica, como el aprendizaje de una habilidad.
  • La media de oro: Las virtudes se sitúan entre los extremos del exceso y la carencia. Por ejemplo:
    • El valor es el término medio entre la temeridad (exceso) y la cobardía (defecto).
    • La generosidad está entre la prodigalidad (dar demasiado) y la tacañería (dar demasiado poco).
  • Qué hacer:
    • Habitúate: Elige repetidamente acciones virtuosas hasta que se conviertan en una segunda naturaleza.
      Como dice Aristóteles: "Nos hacemos justos realizando actos justos".
    • Practica el autoexamen: En las decisiones diarias, pregúntate: "¿Esto es equilibrado?". Por ejemplo, al comer, busca la templanza en lugar de la glotonería o la inanición.
    • Busca modelos de conducta: Observa y emula a las personas virtuosas de tu comunidad para crear pronto estos hábitos, idealmente empezando en la juventud a través de la educación y la crianza.

3. Desarrollar las virtudes intelectuales para la sabiduría y la contemplación

  • Las virtudes intelectuales incluyen:
    1. Sabiduría práctica (
    phronesis) para la toma de decisiones éticas y
    2. Sabiduría teórica (
    sophia) para comprender las verdades eternas.
     
  • La forma más elevada de la vida buena implica la contemplación (theoria), es decir, lareflexión filosóficasobre el universo, que Aristóteles considera divina y más satisfactoria porque implica puramente a nuestra alma racional.
  • Cómo llegar a ser esto:
    • Persigue la educación y el aprendizaje: Estudia filosofía, religiones comparadas, ciencias y artes para agudizar tu intelecto. Dedica tiempo a reflexionar en silencio, sin distracciones.
    • Aplicar la sabiduría práctica: Utilizar la razón para deliberar sobre las acciones correctas en situaciones concretas. Por ejemplo, saber cuándo hay que ser valiente requiere evaluar el contexto, no sólo atenerse a las normas. Utiliza el sentido común.
    • Equilibra la actividad: Mientras que las virtudes morales se ocupan de la vida cotidiana, hay que dejar espacio para las actividades intelectuales.
      Aristóteles sugiere que una vida de moderación permite esto: tener suficiente riqueza y salud para apoyar la contemplación sin excesos.

4. Fomentar las amistades y participar en la comunidad

  • Los seres humanos son "animales políticos" (zoon politikon), por lo que la buena vida requiere vínculos sociales y la participación en una sociedad justa.
  • Las verdaderas amistades (basadas en la virtud mutua, no en la utilidad o el placer) reflejan y realzan tu propia excelencia.
  • Qué hacer:
    • Construye relaciones virtuosas: Elige amigos que te inspiren crecimiento y te hagan rendir cuentas. Participa en actividades compartidas que promuevan el bien común.
    • Participe en la cultura, la educación y la política: Contribuir a tu comunidad, estado o país para crear las condiciones necesarias para un florecimiento generalizado.
      Aristóteles creía que una sociedad bien ordenada (con leyes que promuevan la virtud) es esencial para la eudaimonia individual.

5. Superar obstáculos y mantener el equilibrio

  • Los bienes externos como la salud, la riqueza y la suerte desempeñan un papel de apoyo, pero no son suficientes por sí solos.
    La virtud puede soportar la desgracia.
  • Pasos prácticos:
    • Evita los vicios: Mediante la autodisciplina, aléjate de extremos como la ira (ira frente a apatía) o el orgullo (arrogancia frente a humildad).
    • Vive con moderación: Disfruta de los placeres en proporción; Aristóteles advierte contra el exceso de indulgencia, que trastorna la razón.
    • La edad y la experiencia importan: La virtud madura con el tiempo, así que la paciencia es clave. Si empiezas más tarde, céntrate en cambios graduales.

En esencia, convertirse en una persona que vive la buena vida requiere un esfuerzo continuo: Formar tu carácter mediante hábitos virtuosos, ejercer la razón en todas las decisiones e integrarte en una comunidad que te apoye.
Aristóteles subraya que este camino es accesible a la mayoría a través de la práctica, no sólo del talento innato.
Aunque supone un reto, conduce a una profunda y duradera sensación de plenitud.

 

En su AutobiografíaBenjamin Franklin enumera trece virtudes que pretendía cultivar mediante un plan sistemático de superación personal. Estas virtudes pretendían guiar su desarrollo moral y personal, y hacía un seguimiento diario de sus progresos. A continuación figura la lista de las 13 virtudes de Franklin, junto con una breve descripción de su significado, tal y como aparecen en sus escritos:

  1. Templanza: No comas hasta embotarte; no bebas hasta elevarte.
  2. Silencio: No hables más que lo que pueda beneficiar a los demás o a ti mismo; evita las conversaciones triviales.
  3. Pedido: Que todas tus cosas tengan su lugar; que cada parte de tu negocio tenga su tiempo.
  4. Resolución: Resuélvete a hacer lo que debes; haz sin falta lo que te propongas.
  5. Frugalidad: No hacer ningún gasto más que para hacer el bien a los demás o a uno mismo; es decir, no malgastar nada.
  6. Industria: No perder el tiempo; estar siempre empleado en algo útil; cortar todas las acciones innecesarias.
  7. Sinceridad: No uses engaños hirientes; piensa inocente y justamente, y, si hablas, habla en consecuencia.
  8. Justicia: No agraviar a nadie haciendo injurias u omitiendo los beneficios que te corresponden.
  9. Moderación: Evita los extremos; abstente de resentir las injurias tanto como creas que se merecen.
  10. Limpieza: No tolerar la suciedad en el cuerpo, la ropa o la vivienda.
  11. Tranquilidad: No te alteres por nimiedades, ni por accidentes comunes o inevitables.
  12. Castidad: Usar raramente el venero sino para la salud o la descendencia, nunca para entorpecer, debilitar o perjudicar la paz o la reputación propia o ajena.
  13. Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates.

Contexto y aplicación
Franklin desarrolló estas virtudes como parte de un proyecto personal para alcanzar la perfección moral, reconociendo que la perfección era inalcanzable pero que esforzarse por mejorar merecía la pena.
Creó una tabla para controlar su adhesión diaria a cada virtud, centrándose en una virtud por semana sin dejar de hacer un seguimiento de las demás. Este enfoque metódico refleja su filosofía práctica y orientada a los resultados.

Las 13 virtudes de Benjamin Franklin, descritas en su Autobiografíano eran meros ideales teóricos, sino un marco práctico que aplicaba activamente para mejorar su carácter y vivir una vida productiva y virtuosa.
Franklin, un hombre hecho a sí mismo por excelencia, diseñó un método sistemático para cultivar estas virtudes, lo que refleja su enfoque pragmático de la superación personal.
A continuación, detallaré cómo aplicó estas virtudes en su vida diaria, basándome en su
Autobiografía y de relatos históricos sobre sus hábitos, con ejemplos de cómo los puso en práctica.
 

El método de Franklin para aplicar las virtudes 

Franklin ideó un plan estructurado para practicar sus 13 virtudes, centrándose en una cada semana y haciendo un seguimiento diario de todas ellas. Creó un pequeño cuaderno con una tabla en la que enumeraba las virtudes y los días de la semana, donde marcaba las infracciones con un punto negro. Su objetivo era minimizar estas marcas con el tiempo, buscando la mejora moral, si no la perfección. Repasaba las virtudes cada trece semanas y repetía el proceso cuatro veces al año. Este enfoque disciplinado era en sí mismo una aplicación de virtudes como Orden y Resoluciónya que requería organización y compromiso. 

Cómo aplicó Franklin cada virtud 

He aquí cómo Franklin incorporó cada una de las 13 virtudes a su vida, con ejemplos concretos de sus acciones y rutinas:

  1. Templanza: Franklin practicaba la moderación en la comida y la bebida para mantener la salud y la claridad mental. Adoptó una dieta sencilla, a menudo vegetariana en su juventud para ahorrar dinero y evitar la glotonería, como se vio cuando trabajó como aprendiz de impresor y se mantenía con comidas mínimas y asequibles como pan y agua. Evitaba el exceso de alcohol, pues creía que enturbiaba el juicio, lo que le ayudaba a mantener la agudeza en los negocios y las actividades intelectuales.
  2. Silencio: Franklin valoraba el discurso resuelto, evitando los chismes y las charlas ociosas. En sus negocios de imprenta y en su vida pública, era conocido por escuchar atentamente y hablar con reflexión, lo que le granjeó respeto como diplomático y negociador. Por ejemplo, durante sus misiones diplomáticas en Londres y París, utilizó palabras mesuradas para construir alianzas, centrándose en lo que beneficiaba a los demás o a sí mismo en lugar de enzarzarse en disputas triviales.
  3. Pedido: Franklin luchó con esta virtud, pero se esforzó por organizar su tiempo y sus posesiones. Mantenía un horario diario detallado, como se describe en su Autobiografíaasignando horas específicas para el trabajo, el estudio y la reflexión. Su imprenta funcionaba meticulosamente, con herramientas y papeles organizados para maximizar la eficiencia, aunque admitía que el orden personal era un reto.
  4. Resolución: El compromiso de Franklin con el cumplimiento de sus decisiones quedó patente en sus proyectos empresariales y cívicos. Por ejemplo, decidió establecer la primera biblioteca de préstamo en Filadelfia (la Library Company, 1731) y la llevó a cabo a pesar de los obstáculos logísticos, lo que demuestra su determinación de completar lo que se proponía.
  5. Frugalidad: Franklin tuvo fama de ahorrativo, sobre todo al principio de su carrera. Ahorraba dinero viviendo con sencillez, lo que le permitió invertir en su imprenta y más tarde financiar proyectos públicos. Su máxima, "Un penique ahorrado es un penique ganado", reflejaba su práctica de evitar el despilfarro, como cuando reutilizaba materiales en su imprenta para reducir costes.
  6. Industria: Franklin era implacablemente productivo y rara vez perdía el tiempo. Se levantaba temprano, trabajaba diligentemente en su imprenta y aprovechaba los ratos libres para formarse, aprendiendo idiomas y ciencias. Su creación del El almanaque del pobre Ricardo fue un proyecto secundario fruto de la laboriosidad con que aprovechaba las tardes, combinando la utilidad con el beneficio.
  7. Sinceridad: Franklin cultivó una reputación de honradez e imparcialidad en sus tratos, evitando el engaño. En su negocio de imprenta, se ganó la confianza de sus clientes siendo transparente en cuanto a precios y plazos. Como diplomático, utilizó una comunicación directa pero con tacto, lo que le ayudó a negociar eficazmente con los franceses durante la Revolución Americana.
  8. Justicia: Franklin aspiraba a no hacer daño y a cumplir sus deberes para con los demás. Lo aplicó a través de contribuciones cívicas, como la organización del Junto, un club para la mejora mutua, donde los miembros compartían conocimientos en beneficio de la comunidad. También abogó por un trato justo en sus escritos, como sus ensayos contra la esclavitud más tarde en su vida.
  9. Moderación: Franklin practicó la moderación, evitando reacciones extremas. En los debates, como los de la Asamblea de Pensilvania, mantuvo la calma y evitó los rencores personales, incluso cuando sus oponentes le atacaban. Esto le ayudó a mantener su influencia y a desenvolverse en entornos políticos conflictivos.
  10. Limpieza: Franklin se mantenía limpio a sí mismo y a su entorno para proyectar respetabilidad. Su imprenta estaba ordenada y vestía con pulcritud (aunque con sencillez en sus primeros años), lo que le ayudó a ganar credibilidad entre clientes y colegas. Más tarde, su pulcra apariencia como diplomático en Francia estuvo en consonancia con esta virtud.
  11. Tranquilidad: Franklin procuraba no dejarse perturbar por pequeños contratiempos. Cuando sus experimentos o proyectos empresariales fracasaban -como sus primeros intentos de imprenta-, se centraba en aprender de los errores en lugar de obsesionarse con ellos. Su actitud tranquila durante la Revolución, a pesar de la inmensa presión, ejemplificaba esta virtud.
  12. Castidad: Franklin fue sincero sobre sus luchas en este aspecto, sobre todo en la juventud, pero se propuso practicar la moderación en las relaciones personales para evitar daños. Cuando maduró, se centró en su matrimonio con Deborah Read y evitó escándalos que pudieran dañar su reputación o la de otros, alineando su comportamiento con esta virtud para la estabilidad.
  13. Humildad: Franklin admitió que ésta era su virtud más difícil. Trabajó para frenar su orgullo adoptando un comportamiento humilde, inspirado en el cuestionamiento de Sócrates y el desinterés de Jesús. En la práctica, escuchaba las ideas de los demás en el Junto y daba crédito a los colaboradores por sus éxitos, como el reconocimiento a sus colegas en sus experimentos científicos (por ejemplo, su experimento de la cometa sobre la electricidad).

Impacto más amplio y reflexiones

La aplicación de estas virtudes por parte de Franklin dio forma a su polifacética carrera como impresor, inventor, estadista y científico. Su seguimiento metódico del progreso mostraba un compromiso con la superación personal que reflejaba su filosofía más amplia del progreso personal y social. Por ejemplo:

  • Su Frugalidad y Industria le permitieron retirarse de la imprenta a los 42 años, lo que le dejó tiempo para el servicio público y las actividades científicas.
  • Su Sinceridad y Justicia generó confianza, crucial para su éxito diplomático a la hora de asegurar la ayuda francesa durante la Revolución Americana.
  • Su búsqueda de humildad le hizo accesible, fomentando la colaboración en proyectos como la Universidad de Pensilvania.

Franklin reconoció que nunca alcanzó la perfección, pero señaló con humor que sus esfuerzos le hicieron "un hombre mejor y más feliz" de lo que habría sido de otro modo. Sus luchas, en particular con Orden y Humildadhumanizaron su enfoque, mostrando que vivir virtuosamente era un proceso que duraba toda la vida.

Conexión con la buena vida de Aristóteles
Si relacionamos esto con el concepto aristotélico de la buena vida, tal y como se ha expuesto anteriormente, las virtudes de Franklin coinciden con el énfasis que pone Aristóteles en habituar a la virtud y vivir racionalmente. Las virtudes de Franklin son Templanza, Moderacióny Justicia se hacen eco del justo medio de Aristóteles, equilibrando los extremos. Su Industria y la búsqueda del conocimiento reflejan las virtudes intelectuales de Aristóteles, aunque el enfoque práctico y orientado a los resultados de Franklin contrasta con el énfasis de Aristóteles en la contemplación como bien supremo.
El compromiso cívico de Franklin (por ejemplo, la fundación de cuerpos de bomberos y bibliotecas) refleja la visión aristotélica del ser humano como ser social que florece en comunidad.
Benjamin Franklyn contribuyó a su país como diplomático, político, inventor y benefactor, creando las condiciones para un florecimiento generalizado.

Fuente: Grok X AI

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